miércoles, 30 de septiembre de 2009

VALENTIN ALSINA Una vuelta por el viejo frigorífico Wilson




Por Alejandra Dandan

“No caigan en ningún acto de provocación que ande por ahí”, se le escuchó a Néstor Kirchner. “Los que quieran agredir que agredan, los que quieran insultar, que insulten: nosotros vamos a consolidar la política de transformación del Gobierno.” Kirchner eligió volver al conurbano bonaerense desde un escenario mítico: la vieja sede del frigorífico Wilson, desde donde salieron parte de las primeras tandas de obreros peronistas para cruzar el Riachuelo el 17 de octubre del ’45. La fecha coincidía formalmente con el aniversario 65 de la fundación de Lanús. Pero la vuelta de Kirchner al conurbano, a un encuentro con militantes y gremialistas, parecía tener más de fondo el conflicto de los obreros de la ex Terrabusi y la discusión por la ley de Comunicación Audiovisual.

La cita era a las 20, sobre La Habana al 400, una calle de tierra barrosa, pegada al Riachuelo, en la línea donde alguna vez estuvieron los grandes frigoríficos de Valentín Alsina. “Acá los obreros de la Wilson no están”, explicaba un viejo puntero de un barrio. “A lo mejor los encuentra por ahí adelante.” Alrededor, mientras las organizaciones barriales esperaban el arranque apretadas bajo banderas, Claudio Mojica, un chico de Monte Chingolo, se apuraba para buscar la forma de pasarle un sobre, con una carta, a los custodios del ex presidente. Escribió a mano que pedía una cama, colchón y materiales para terminar una pieza pero, entrenado, dejó el sobre abierto, para que los custodios vieran que no tenía nada raro.

Así, entre esos sobres voladores, que pasaban e intentaban llegar hasta la seguridad y las banderas de los gremios de la curtiembre, de la carne y de los porteros de edificios, Kirchner se acomodó en su silla. Al lado, en un escenario, esta vez no estuvo Daniel Scioli, aunque no por tensiones internas, sino porque está de viaje en Miami. Estuvieron, en cambio, el vicegobernador Alberto Balestrini y el presidente provisional del Senado, José Pampuro, titular del PJ de Lanús.

Entre los intendentes estuvo toda la Tercera Sección, los caciques del PJ que obtuvieron las mejores performances en las últimas elecciones. Entre ellos, el anfitrión Darío Díaz Pérez, el primer intendente del conurbano que aceptó las candidaturas testimoniales, que ganó y que ahora, aseguran los suyos, imagina una fórmula de vice en compañía del ex presidente. También estuvieron Julio Pereyra (Florencio Varela y presidente de la FAM), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Francisco “Barba” Gutiérrez (Quilmes) y Alejandro Granados (Ezeiza), entre otros.

“Yo creo que hoy es un momento de profunda reflexión en Argentina”, dijo Kirchner apenas arrancó. “Nosotros sabemos que el mundo está a punto de salir, pero todavía no salió, de una crisis internacional terminal. Sabemos que el mundo discute el nuevo rol de los organismos internacionales y el G-20 el lugar de los países en desarrollo y emergentes; sabemos que Latinoamérica toda discute proyectos nacionales, populares y de inclusión y sabemos que Argentina, después de haber vivido una crisis terminal, intenta recuperarse. Eso indica el esfuerzo y responsabilidad de todos los que gobernamos para mantener la gobernabilidad.”

Esa idea de la gobernabilidad fue uno de los nudos políticos del discurso de 18 minutos de Kirchner. El ex presidente esta vez no bromeó, tampoco apuntó a las empresas de medios, aunque habló de la ley. Habló del fútbol, de la superación de la crisis, pero sobre todo insistió con la idea de la “provocación”, sobrevoló el 2001 con sus fantasmas de desestabilización y, al paso, hizo una referencia sin nombres al conflicto en Kraft y a los efectos de la mediatización.

“Yo también invito a los que tengan una visión distinta a discutir institucionalmente un modelo de país –dijo–, pero les pido que no tengan actitudes perturbadoras ni desestabilizadoras.” Y agregó: “Nos parece muy bien, a la Presidenta también, el debate, la discusión de ideas, la defensa de nuestras empresas, pero lo que tenemos que evitar es un camino a la confrontación, porque en esos momentos se ponen en juego otros intereses que buscan la confrontación de los argentinos porque buscan ver cómo pueden salvar sus propias cosas y no los intereses de todos”.

Aseguró que era momento de “generar trabajo”, que por eso estaban las inversiones en obras públicas, las cooperativas y las leyes “fundamentales para el desarrollo” del país: el fútbol y la ley de medios. “Para que de una vez por todas, democratizada la expresión mediática quede liberada de cualquier tipo de extorsión y haya democracia plena”. Y en tono bíblico explicó: “Si los golpean pongan la otra mejilla, si los insultan no contesten...”.
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amaste y dormiste y el sol se alejo
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y tu amor es una vieja medalla
y tu amor
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Luis Alberto Spinetta.

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